viernes, junio 15, 2007

Bienal de Venecia - Cardoso y Ribadeneira

Allende

Pablo Cardoso

Bienal de Venecia – 2007


Por Rodolfo Kronfle Chambers 21-feb-2007


La práctica reciente de Pablo Cardoso articula sus preocupaciones medulares en una serie de traslados diversos, tanto físicos como conceptuales. El lenguaje que emplea –afincado en diversas aproximaciones de traducción literal de la fotografía a la pintura- entabla diálogos con la experiencia misma del acto de ver, del rol que esto tiene en la conformación de la memoria, de la percepción íntima e influencia del paisaje y los espacios.


Hace algunos años viene trabajando con el potencial ontológico, vivencial y hasta político que se deriva de una serie de desplazamientos territoriales, los cuales son documentados en sus obras, ya sea en polípticos –los cuales registran secuencias que dan cuenta de un avance progresivo del tiempo y del espacio- o en imágenes únicas que concentran reflexiones en torno a estas mismas dimensiones.


Se podría entender su producción como una nueva interpretación del género del paisaje, una en la cual el afán de representar un sitio claramente determinado no es la inquietud principal, sino más bien la posibilidad de hurgar en la experiencia humanizada de la geografía, el potencial de entablar una relación personal, única y no mediatizada respecto a ella y al panorama cultural que encierra.


Para informar la presentación de Cardoso en esta edición de la Bienal de Venecia tal vez convenga recordar dos trabajos específicos, el primero titulado Lejos cerca lejos (2004) ( http://photos1.blogger.com/blogger/21/2094/1600/60.jpg ) , un tour de force pictórico que consiste de 320 pequeños paneles en los cuales documenta de manera profesamente aleatoria su recorrido desde Cuenca, una modesta ciudad engastada en los Andes ecuatorianos, hasta el Parque Ibirapuera –sede de la Bienal- en la megalópolis de Sao Paolo. El segundo es una serie de pinturas titulada 6:00 AM (2006) la cual es el resultado de la documentación diaria, por el lapso de un mes, de una sección específica de la cordillera de El Cajas vista desde su ventana a exactamente aquella hora de la madrugada.(http://photos1.blogger.com/blogger/21/2094/1600/falconi%20019.jpg )


Con estas referencias en mente tal vez podamos ensayar algunas lecturas contenidas en Allende, palabra que el diccionario define como “de la parte de allá”, y que actúa como un indicio que estrecha las intenciones reflexivas del artista a un sitio y a una sensibilidad ajena y distante. En este trabajo las connotaciones de los referentes mencionados se amalgaman e inclusive se amplían al incluir en ellos un componente relacional: Cardoso solicita a un voluntario italiano que, vía Internet, le proporcione diariamente imágenes de un punto específico –a su elección- de Venecia, iniciando así un recorrido por una cadena de territorios (reales-virtuales) y filtros (sensoriales-digitales) que relativizarán y transformarán la experiencia concreta del lugar y el tiempo, una condición contemporánea ya complicada con la homogeneización del paisaje cultural mundial y los fenómenos que la teoría ha concentrado en nociones como el simulacro[1], la virtualidad y la hiperrealidad.


La intensidad del “desenfoque” que el artista ha aplicado a estos escenarios, defecto inherente a la lente fotográfica y que ha escogido reproducir obstinadamente en la representación pictórica, hace que nos concentremos básicamente en una “atmósfera”, en un estado anímico si se quiere, en un vaporoso campo de intensidades que se convertirá en la narrativa misma de la obra: “realizo traslados que ocurren estrictamente en el tiempo y en los que la luz y los cambios atmosféricos asumen el papel de narrar lo transcurrido. En mi afán de ׳comprender׳ el tiempo en una doble acepción: entender, aprender, pero también asirlo, capturarlo, he concebido estas obras en las que empleo imágenes de horizontes distantes donde coexisten elocuentemente lo efímero y lo eterno en constante diálogo e interacción. Las montañas estáticas e inamovibles, transformadas, coloreadas por el movimiento de las nubes o la calidad de la luz. Para la obra de Venecia se suma un elemento importante, pues al encargar a un personaje de la ciudad que me remita las fotografías con las que trabajar estoy dejando que su espacio cotidiano, su mirada y su horizonte se incorporen en esta narración del tiempo. Pero más aún, me gusta pensar en la comunicación que hemos tendido entre Cuenca y Venecia como uno de esos espacios de tránsito a los que me he referido en obras anteriores. Si en esta obra hay un ejercicio de reflexión sobre los ׳Territorios׳ este por supuesto no radica en la idea de pintar mediante la ayuda del Internet una tierra distante, sino en crear so pretexto de la obra un puente pasajero en ese territorio-aleph del Internet.”[2]


A través de su carrera siempre ha sido posible extraer de la obra de Cardoso interesantes diálogos con la centenaria tradición pictórica occidental. Las connotaciones religiosas que conlleva la cordillera de El Cajas[3] , por ejemplo, podrían hacer ver las montañas de 6:00 AM como unas nuevas “catedrales”, las cuales al ser pintadas en un ejercicio de disciplina interior podrían verse a la luz de lo realizado por Monet con la catedral de Rouen (más de treinta cuadros del mismo sujeto bajo la luz de distintas horas del día) dándole un grosor contemporáneo a aquel gesto relacionado; por otro lado casi cien años atrás Monet arribó a Venecia y deslumbrado por la ciudad emprendió una serie de paisajes de sus sitios más emblemáticos, algo que Cardoso evita para intentar comunicar, desde un pequeño taller al otro extremo del mundo, el potencial grandilocuente -para la subjetividad autónoma de un otro- de un punto casi genérico del horizonte.




[1] Aquí me interesan más el talante filosófico de Klossowski y Deleuze que el concepto desarrollado por Baudrillard. Para Klossowski existe una “singularidad intransferible”, un fantasma que no se puede comunicar ni representar, siendo el simulacro una reproducción deseada de un fantasma que “simula” la agitación invisible del alma.

[2] Pablo Cardoso en correspondencia con el autor. 12 de Febrero del 2007.

[3] En la conciencia colectiva del Ecuador El Cajas inmediatamente evoca los masivos peregrinajes que se realizaron en los años ochenta para presenciar manifestaciones de la Virgen María por intermedio de una vidente.




Hago mío este territorio
Manuela Ribadeneira
Bienal de Venecia - 2007

En parte de la práctica de Ribadeneira existe una exploración de las maneras arbitrarias en que los territorios se declaran propios, en Hago mío este territorio (2007) la frase del título se graba en la hoja acerada de una navaja que ha sido clavada en la pared, y cuyo reflejo hace visible la inscripción sobre el muro. Asociando su gesto de posesión con lo histórico presenta en la misma sala – en un palazzo del Siglo XVII- una pieza de audio que reproduce el texto español de posesión de tierras americanas, diseñado para ser leído antes de cada campaña de conquista, a veces hasta en latín, a los nativos que no entendían nada.[1] La alocución presenta a la corona envestida por poderes extendidos por el Papa, quien a su vez por designio divino argumentaban era la “cabeza de todo el linaje humano, dondequiera que los hombres viniesen en cualquier ley, secta o creencia”. Y así, erigiéndose como “domadores de pueblos bárbaros”, luego de enumerar los requisitos de servidumbre y conversión detalla la siguiente amenaza: “Y si así no lo hicieseis o en ello maliciosamente pusieseis dilación, os certifico que con la ayuda de Dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de Sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos como Sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y contradicen; y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de Sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen.” Si bien la interacción de estas obras reavivan una serie de reflexiones sobre la conformación del orden mundial actual, el contexto de inserción de esta pieza está sugiriendo alusiones a las dinámicas del mundo del arte, un campo en el cual insistentemente se libran luchas de legitimación y visibilidad, donde la colonización cultural, la resistencia a las formas hegemónicas y la contestación de las periferias se contrastan de manera interesante ante el horizonte de la conquista.

RK

[1] El Requerimiento fue escrito en 1513 por el jurista y consejero real Juan López de Palacios Rubios para lo corona española.


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